La regla de Bergmann es una de las más antiguas y más conocidas de las reglas ecológicas térmicas. Fue establecida por Carl Bergmann en 1847, señalando que las especies politípicas de animales homeotermos, las subespecies o razas geográficas tienen mayor tamaño cuanto más baja sea la temperatura media del ambiente en que viven. Es una generalización que liga la temperatura ambiental con la morfología. Postula que el cuerpo de un animal endotermo tiene un mayor tamaño en climas más fríos (polos, en latitudes mayores) que en climas más calientes (ecuador).
Se puede ejemplificar diciendo que las especies de pingüinos de los polos tienen un mayor tamaño, que las especies de pingüinos que ocupan los trópicos.
Esta regla vale para la generalidad de las aves y de los mamíferos en estos casos, las diferencias entre poblaciones tienen obviamente una base genética.
Las pocas excepciones a la regla de Bergmann generalmente se pueden explicar de manera sencilla: a veces la distribución actual de la especie no refleja exactamente las condiciones de selección en un pasado inmediato.
La regla de Bergmann se ha experimentado en insectos, moluscos, que son animales heterotermos, comprobándose en muchos casos su predicción y en otros no.